LO MIO ES EXCESO DE INTELIGENCIA.
TENGO TAL CANTIDAD, QUE NO ME CABE EN LA CABEZA Y HA TENIDO QUE REPARTIRSE POR TODO EL CUERPO.
NO SÉ QUIÉN DIJO ESTO, PERO TENÍA MUCHÍSIMA RAZÓN.

martes, 21 de julio de 2009

TERCER DÍA. (CONTINUACIÓN)

En este momento ya me han preguntado si quiero operarme. Afirmativo. Estoy convencida de que es la única solución.
Sé que desde ahora debo procurar no engordar y si pierdo algunos quilos, mejor.

Cuando salga de la operación tomaré líquidos y triturados en pequeñísimas cantidades, repartidas cada dos horas.

Tengo que empezar a hacer ejercicio (caminar). Al día siguiente de la operación será lo principal, andar para evitar la formación de trombos.
Después y para siempre, caminar y hacer ejercicio será vital para recuperar masa muscular.

También puede que se me caiga el cabello, pero se recupera una vez se toman los suplementos: minerales, vitaminas y proteínas.
Lo más difícil, el agua, como cuento en: EL AGUA Y YO.

Sabiendo lo que sé, debo ponerme manos a la obra.
Es muy difícil.
Pero José está conmigo. Él también sigue la dieta, que no es rigurosa. Simplemente tenemos cuidado con ciertas cosas. El único pan del día es el bocadillo del desayuno. Comemos tres piezas de fruta que, por cierto, hemos aprendido de Lucía que no importa en qué momento se tome, o mezclada o sin mezclar, lo importante es comer fruta. Mínimo dos piezas, máximo tres.

No comemos grasas, cosa que ya no hacíamos antes. (A mi no me gusta la textura de la grasa). Lo tenemos fácil.

No solíamos tomar azúcar ni dulces ni bollería en exceso, así que tampoco nos costará. Lo único que echaré de menos son algunos helados: el de nata con chocolate crujiente y el de frutos del bosque...grl...grl...grl...

Me acabo de pesar, ¡dos quilos menos que el día 3 de Julio!

EL AGUA Y YO.

Me gusta mucho beber agua.
Lo de la piscina lo llevo peor, no sé nadar.
Pero ahora hay que hablar de hidratación interior...

Según Lucía, debería empezar a acostumbrarme a beber menos cantidad al día. Ahora son casi tres litros. He de aprender a reducir a uno y medio o dos y tomarla en pequeños sorbos, varias veces, ya que una vez operada no podré beber grandes cantidades. Me está costando mucho. A veces no me acuerdo y me bebo dos vasos del tirón.
Por algo soy Piscis...pero por "dentris".

SIETE VIERNES

Siete viernes, cinco en Julio y dos en Septiembre.


Primer día: 3 de Julio 2009 (de 9 a 10,30 h.)Somos un grupo de doce (nueve mujeres y tres hombres) con sus respectivos acompañantes.
Mi peso ahora es de 123 kg. ¡He perdido tres quilos!
Hemos dedicado casi todo el tiempo a contestar preguntas tipo test para el endocrino, la psicóloga, la dietista y la ginecóloga.
Nos ha visitado un paciente operado hace un mes. Está estupendamente. Ha perdido veinte quilos y se le ve superfeliz.






Segundo día: 10 de Julio 2009 (de 9 a 10,45 h.)Hoy hemos recibido la primera "dosis" de información.

Lo primero y básico, que todos debemos entender, no sólo las personas con este problema, es que la obesidad es una enfermedad crónica.
Quiere decir con esto que por mucho que consiga adelgazar y llegar lo más cerca a mi peso correcto, siempre seré una persona con riesgo de obesidad.
De aquí el título de este blog. Lucía, la enfermera, con unos sencillos dibujos en la pizarra, nos ha ido explicando los dos tipos de operación que se realizan en este hospital: la tubulización y el bypass.
A continuación una serie de riesgos post-operatorios, unos evitables y otros no. Siempre que todo se haga correctamente, que se sigan las pautas tal y como nos aconsejan, estos riesgos tienen solución. Algunos, en caso de aparecer, son fastidiosos y alargan el tiempo de recuperación, pero...paciencia.
Al final de la clase nos ha dicho que ya nos había asustado bastante.
La próxima semana...más.




Tercer día: 17 de Julio 2009 (de 9 a 10,45 h.)Un poquito más flojo. Repaso del día anterior sobre unas transparencias con dibujos detallados.
Después, por orden de lista (como en el cole), nos ha ido diciendo cuántos quilos nos hace falta perder para llegar al normopeso.
El normo-peso es el correspondiente al IMC (índice de masa corporal) 25, que se calcula dividiendo el peso entre el cuadrado de la talla en metros. Ahora mi IMC es 42.
Yo, para llegar a mi normo-peso aproximado (72 kg.), debería perder 51 kg. Pero si consigo perder 41 kg. querrá decir que la operación ha cumplido su objetivo. A partir de ahí, todo lo que pueda perder acercándome al normo-peso será beneficioso para mi, aunque no imprescindible.



lunes, 20 de julio de 2009

PRESENTACIÓN - EL PRIMER PASO




Me llamo Anna, 49 años, casada desde hace casi 32 y con tres hijos: los pequeños son gemelos de 30 años, el mayor, 14 meses más.

En este momento, a 20 de Julio de 2009, soy una persona obesa.

El pasado mes de Octubre de 2008 decidí, por enésima vez, adelgazar. ¿Otra vez?
¡Ésta es la buena!
La verdad, es que estaba más convencida que otras veces, pero sabía que podía durar poco.

Me presento, a la hora convenida, en el ambulatorio. La enfermera, Montse, me pesa (126 kg.), me mide (1,71 m.) y me toma la tensión (16-10), es alta.
Visita con la doctora Romero. Analítica. Todo bien.
Me programa visita con el endocrino porque, opina, me convendría medicación para ayudarme. Me conoce un poco y sabe que hago bien la dieta una temporada, pero llega un momento en que me quedo estancada en un peso y me desanimo.
Hasta el día de la visita hago la dieta a trompicones, un día bien y el otro no tanto.
Así hasta Febrero.

Endocrino.
Un doctor joven, no recuerdo el nombre. Muy amable, me dice que estando bien de salud es una lástima perder años de vida por la obesidad. Que me puede medicar, pero tendrá que ser para siempre. Que puedo caer en depresión...más medicación, también de por vida.
Conclusión: es mejor "cortar por lo sano", nunca mejor dicho.
Y me aconseja cirugía bariátrica.
Y también me cuenta, para tranquilizarme, que es una operación "rutinaria", que con buena salud se eliminan muchos riesgos y, lo que me queda muy claro, que vale la pena.

Salgo de la consulta flotando, la mente casi en blanco, no puedo pensar. Es una mezcla de alegría porque veo una solución y de miedo por lo que pudiera pasar...

Me pongo inmediatamente a llamar a todo el mundo. Mi marido, familia, amigos...Todos se alegran y me animan.
Quien más quien menos, conoce alguien que se ha operado y que está muy bien y muy contento.
A José, mi marido, le da miedo. Es alérgico a los quirófanos.
Además, por mucho que el doctor me haya querido tranquilizar, todos sabemos que es una operación muy seria.

El mes de Abril me visito en endocrinología del Hospital Clínico de Barcelona.
Me recibe una doctora que me hace preguntas rutinarias que he respondido otras muchas veces.
Dice que tendré que asistir, obligatoriamente, a siete clases informativas y que en la cuarta ya podré decidir si quiero operarme. En ese caso, empezaré una serie de pruebas de todo tipo. Incluso tendré que quedarme a dormir una noche en el hospital para control de apneas.